El yoga, la ciencia eterna que subyace a todas las religiones verdaderas, consiste en una serie de pasos precisos que llevan al alma a percibir su unión con el Espíritu.
La esencia del sendero del yoga fue formulada en forma sistemática por el antiguo sabio Patanjali en sus breves y maestras exposiciones, los Yoga Sutras. Paramahansa Yogananda ha escrito:
«No se conoce con exactitud en qué período vivió Patanjali, aunque muchos eruditos lo sitúan en el siglo II a. C. Sus célebres Yoga Sutras presentan, en una serie de breves aforismos, la esencia condensada de la sumamente vasta y compleja ciencia de la unión con Dios. Allí formula de manera tan bella, clara y concisa el método para unir el alma con el Espíritu indiferenciado, que generaciones de sabios y eruditos han reconocido los Yoga Sutras como el más importante de los tratados antiguos acerca del yoga».
El sistema yóguico descrito por Patanjali se conoce como el Óctuple Sendero, que conduce a la meta final de la unión con Dios.
El Óctuple Sendero del Yoga:
Yama (las reglas morales que describen los comportamientos de los cuales uno debería abstenerse): el daño a los demás, la falsedad, el hurto, la inmoderación (la falta de control del impulso sexual) y la codicia.
Principios éticos y reglas para vivir en sociedad:
– Ahimsa: no violencia. No desear herir en palabra, pensamiento u obra.
– Satya: veracidad. Ser sincero y honesto. No mentir.
– Asteya: no robar. Ni aprovecharse de una situación que alguien nos ha confiado.
– Brahmacharya: continencia sexual. No implica celibato, sino no desperdiciar la energía sexual, ya que es inmensamente poderosa.
– Aparigraha: No codiciar, recibir exactamente lo que es justo. No aferrarse a bienes materiales ni a pensamientos o emociones.
Niyama (las cualidades espirituales y la conducta que deberían cultivarse): la pureza de cuerpo y mente, el contentamiento en toda circunstancia, la autodisciplina, la introspección (contemplación) y la devoción a Dios y al gurú.
– Sauca: limpieza. Tanto externa como interna. Una alimentación equilibrada, pensamientos puros, y la práctica de asanas y pranayamas limpian el cuerpo internamente.
– Santosa: contento. Desarrollar un sentimiento de contentamiento, independientemente de los resultados de nuestras acciones.
– Tapas: autodisciplina. Elimina las impurezas del cuerpo y la mente. Asana y pranayama son una forma de tapas.
– Svadhyaya: autoconocimiento. Reflexión y auto-observación que lleva al desarrollo espiritual.
– Isvara pranidhara: Entrega y renuncia. Libera al practicante de los deseos mundanos.
Asana: la postura correcta. Las asanas son posiciones específicas del cuerpo que limpian los canales de energía y equilibran el flujo de la misma en el organismo, generando estabilidad física, mental y emocional. Las asanas deben realizarse con plena conciencia y sin esfuerzo, buscando la calma y la comodidad, y sosteniendo un ritmo respiratorio firme y constante. Controlando el cuerpo, se controla la mente; las asanas son herramientas para acceder a estados más elevados de conciencia. Actúan de manera somato-psíquica: del cuerpo hacia la mente. Se logra la perfección en asana cuando cesa en esfuerzo, y se obtiene la relajación manteniendo la estabilidad y la conciencia.
Pranayama: el control del prana, las sutiles corrientes vitales presentes en el cuerpo. La palabra pranayama está compuesta por las raíces prana y ayama. Prana significa: energía vital. Está presente en todas las cosas, animadas e inanimadas. Aunque está íntimamente relacionada con la respiración, es mucho más sutil que el aire o el oxígeno. Todo lo que vibra en el universo es prana. Ayama significa: extensión, expansión, amplitud, prolongación, estiramiento. Por lo tanto pranayama significa expansión de la energía vital.
Las técnicas de pranayama utilizan la respiración para influir en el flujo de prana en los nadis (canales de energía) del pranamaya kosha (cuerpo energético).
La respiración consta de cuatro partes:
1. Puraka: inhalación
2. Rechaka: exhalación
3. Antarana Kumbhaka: Retención de la inhalación.
4. Bahya Kumbhaka: Retención de la exhalación.
Las retenciones son la parte más importante de los pranayamas. Todos los movimientos, incluso la respiración, crean fluctuaciones en la mente (vittris). Cuando cesa la respiración se experimenta un estado de “pausa” y se acceden a niveles más profundos de conciencia. Se corre el velo que cubre la inteligencia y la luz penetra vigorosamente en las partes más profundas del ser.
Pratyahara: el recogimiento interior de la conciencia. Pratyahara es retirar los sentidos, la mente y la conciencia del contacto con los objetos externos para luego interiorizarlos y dirigirlos hacia el alma. Es la ciencia de restringir los sentidos privandolos de lo que les alimenta, el mundo objetivo externo. Se los libera al retirar el suministro de alimento en forma de deseos y su satisfacción. De esta forma los sentidos pierden interés en sus respectivos objetos (para el ojo, la forma; para el oído, el sonido; para la nariz, el olor, etc.) y se retiran del mundo externo para ayudar a la mente en su búsqueda interna.
Dharana: la concentración intensa; fijar la mente en un solo pensamiento u objeto. Dharana significa concentración. Dharana viene de la raíz dhr, que significa llevar, es dirigir la mente hacia un punto fijo, y mantenerla allí por un tiempo determinado. Mediante la concentración se controlan y enfocan las funciones de la mente. Dharana es atención unidireccional, y es el paso previo a dhyana, meditación.
Dhyana: la absorción en la vasta percepción de Dios en uno de sus infinitos aspectos: bienaventuranza, paz, luz cósmica, sonido cósmico, amor, sabiduría, etc., que se manifiesta de forma omnipresente en todo el universo. Dhyana significa meditación. Cuando se mantiene firmemente dharana, esta evoluciona convirtiéndose en dhyana. El flujo de atención se vuelve regular y continuo. En dhyana el tiempo psicológico y cronológico se detienen y la mente observa su propio comportamiento. Es un estado contemplativo, en el cual la atención pasa de unidireccional a no-direccional.
Samadhi: la experiencia supraconsciente de unión del alma individualizada con el Espíritu Cósmico. Samadhi significa absorción total. Cuando el objeto de meditación absorbe al meditador, se pierde la consciencia de uno mismo. Esta unión de sujeto y objeto es Samadhi. Cesan las fluctuaciones de la mente y se experimenta un flujo uniforme de conciencia, que impregna los cinco Koshas (envolturas), las cuales se han purificado y solo reflejan la luz del alma.
La práctica más elevada de pranayama (el control de la fuerza vital, el cuarto paso del Óctuple Sendero) implica el uso de las técnicas científicas de meditación del Raja Yoga, con el objetivo preliminar de lograr el recogimiento interior de la pratyahara (conciencia), y el objetivo final de la unidad con el Samadhi (espíritu).
Normalmente, la fuerza vital fluye de manera continua hacia fuera a través del sistema nervioso y los sentidos, permitiéndonos conocer el mundo que nos rodea. Mediante las técnicas de pranayama, esa misma fuerza vital (prana) se dirige hacia el interior, hacia los centros superiores de conciencia espiritual ubicados en la columna vertebral y el cerebro, a fin de que podamos percibir el más vasto mundo que existe en nuestro interior.
Con la práctica de pranayama, liberamos la atención de las distracciones de la vida por medios directos, controlando el flujo de la energía corporal que, de otra manera, mantendría nuestra conciencia hacia el exterior. Calmamos así los pensamientos inquietos y las emociones turbulentas, que nos impiden conocer nuestro verdadero ser como la imperturbable alma inmortal, siempre una con el espíritu.
Referencias:
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