El eneagrama, desde la perspectiva Sufi, es la matriz matemático-geométrica del ser divino o la matriz matemático-geométrica de la realidad. Es un símbolo que permite comprender todo lo que se encuentra dentro de la realidad. El ser humano al encontrarse dentro de la realidad le ayuda a comprenderse a sí mismo. El símbolo está constituido de 3 figuras y cada una de estas figuras da cuenta del desarrollo de tres dimensiones: la constitución física personal, la constitución del mundo en el que se encuentra y la constitución de la realidad.
La constitución y diseño de este símbolo fue anterior a todo lo creado, antes incluso del tiempo, y llega al hombre por el deseo de conocer quién es y quién lo creó. Se cree que Allah dio esta herramienta al hombre para poder organizar el pensamiento en categorías que permitan comprender el ser de Allah, porque en el estado que el hombre se encuentra no se puede saber quién es Allah ya que es más grande que todo lo demás, ser nuclear de todo lo manifestado y fuerza principal que lo sostiene.
El símbolo del eneagrama es el centro intelectual superior, el fundamento que está en el centro de nuestro ser, es la base de la estructura que tiene una resonancia en todo lo demás. El símbolo pone las cosas en su lugar. La realidad tiene reglas, cuando Gurdjieff presentó el eneagrama como un sistema de leyes, se entiende que entonces tiene que haber alguien que las cree y las aplique, un legislador o sea, un rey, y ese rey es Dios, entonces estamos hablando de un sistema espiritual.
Las tres dimensiones del eneagrama.
El círculo habla de la dimensión de la esencia, el triángulo habla cómo se corporiza la esencia (llega a lo material) y la hexada habla de como esa esencia en lo material se desenvuelve o desarrolla.
¿Quién soy?, ¿de dónde vengo?, ¿hacia dónde voy?, las preguntas iniciales del ser, se pueden resolver con el eneagrama: el triángulo responde de dónde vengo, la ley de 3, responde con la ley de la creación; la hexada responde hacía dónde voy porque marca el desarrollo, hacía el destino; y el círculo, que es la primera ley, envuelve todo el símbolo y permite responder la pregunta nuclear, ¿quién soy? y te lo dice respondiendo dónde estás.
Parafraseando a Gurdjieff, el ‘saber’ comienza con la enseñanza de los cosmos... o sea, de la posición del ser humano dentro del orden creado. En las tradiciones antiguas, al ver los astros se veía el nivel de realidad en el que nos encontramos, no solo las configuraciones y sus posiciones en niveles más altos, sino la relación que tienen con niveles interiores del ser. Dentro del orden creado estamos en un nivel de realidad muy bajo. Si no se sabe dónde nos encontramos, no se puede saber hacía dónde ir ni cómo salir.
Soma/Sema -cuerpo/tumba-, es la expresión con la que Platón resume lo que es el cuerpo para el alma: el cuerpo es la tumba del alma (soma = cuerpo; sema = tumba)… otras veces Platón concibe el cuerpo como una prisión en la que el alma cumple un castigo por una falta que cometió en el mundo sensible.
Abdul Karim Baudino, un sufi argentino experto en eneagrama dice, en relación a la frase de platón, que cuando una persona se encuentra en una prisión lo único que quiere es liberarse y para ello hay que encontrar a alguien que se ha liberado de la prisión, de la prisión psicológica.
Otra cosa que se incluye este estudio es el sufrimiento, el infierno, y hay que tomar el sufrimiento de manera consciente sabiendo para qué está ahí. La idea es que el sufrimiento puede ser desagradable, pero no es malo. Hay dos tipos de sufrimientos, uno viene desde el ego, que es una proyección psicológica y todo aquello que proviene de ahí es una ilusión, y hay que saber diferenciar el ego herido del sufrimiento por las condiciones de la realidad que provoca el crecimiento interno al resolver, vivir y aprender del mismo.
La ley del 3: esto nos muestra como es que lo superior puede descender. Cuando hay dos opuestos enfrentados, es porque hay algo de un orden superior que quiere descender. Esto se ve en el mundo interno, en la sociedad y en el mundo en general. Los dos polos son el campo conductor de una fuerza más alta. Si se silencia ese dolor, guerra o conflicto, por cualquier mecanismo (medicamentos, evasión, alcohol…) no se permite que aquello que desea manifestarse desde el mundo espiritual llegue correctamente, entonces hay que saber utilizar el sufrimiento consciente para poder elevar los opuestos. El punto clave aquí es integrar a la consciencia en el momento de enfrentar el dolor, en espera, escuchando el interior.
La ley del 7: la ley del orden de manifestación. Todo lo que llega a este mundo llega en potencia, en su mínima expresión pero con una gran capacidad de desarollo basado en un modelo de orden. Muestra que el desarrollo se realiza basado en los principios de la realidad; y la estructura de esta ley explica que la evolución del ser no es lineal sino con sube y bajas, con callejones y retrocesos, y esto muestra el nivel de desarrollo evolutivo del ser. El nivel de consciencia. La ley muestra la manera de resolver los puntos de tensión y cómo se deben superar.
Ley del 1: habla de la esencia del ser humano. Es el significado total del ser humano, el nivel de desarrollo y el para qué esta aquí. Es el nivel de la etapa sobre la que cada uno esta destinado, es la preparación para asumir su propia realización.
Los patrones que gobiernan el mundo actual son dos: DESTRUCCIÓN – DISTRACCIÓN, vivimos cerca de un “polo involutivo” que genera ilusión en lugar de realidad, violencia en lugar de compasión, dispersión en lugar de concentración. Estos patrones de DESTRUCCIÓN – DISTRACCIÓN evitan que el las personas logren tener una mirada interna, verse a sí mismos y descubrir algo más grande que ellos, algo que tienen dentro de valor. Con el eneagrama se puede tomar un camino para lograr descubrir aquello que está en nuestro propio ser para llegar a dónde queremos llegar con el mayor nivel de conocimiento de sí mismo, en la mejor realización personal, desarrollo interno y espiritual.
Referencias:
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