«Yo, tu Dios, soy la Luz y la Mente que existían antes de que la sustancia se separara del espíritu, y la oscuridad de la Luz» “Poimandres”, Hermes Trismegisto
El divino Poimandres o, como se lo suele llamar, «el pastor de los hombres» o «la Mente Universal» es una de las obras herméticas más antiguas que todavía existen, aunque seguramente no está como originalmente fue escrita por las múltiples modificaciones que se le han hecho, explica mucho del Cultus Hermeticus. En este texto legendario, Poimandres, La visión o La vasija Divina, se le revela a Hermes Trismegisto y le muestra los secretos de la creación en una entrañable narrativa que iguala en profundidad mística y riqueza interpretativa al Génesis o al Timeo de Platón.
Manly P. Halll explica en “Las enseñanzas secretas de todos los tiempos”: «Mientras deambulaba por un lugar pedregoso y solitario, Hermes se entregó a la meditación y la oración. Siguiendo las instrucciones secretas del Templo, poco a poco fue liberando su conciencia superior de la esclavitud de sus sentidos físicos y, una vez liberado, su naturaleza divina le reveló los misterios de las esferas trascendentales. Contempló una figura imponente y sobrecogedora: era el Gran Dragón, que tenía las alas extendidas en el cielo y cuyo cuerpo irradiaba luz en todas direcciones. (Según los Misterios, la Vida Universal se representaba como un dragón). El Gran Dragón llamó a Hermes por su nombre y le preguntó por qué meditaba así sobre el Misterio del Mundo.»
Aterrado por semejante visión, Hermes se postró frente al Dragón y le suplicó que le revelara su identidad, y esta criatura le respondió que era Poimandres, la Mente del Universo, la Inteligencia Creativa y el Emperador absoluto de Todo, el texto hermético dice:
«Yo tu Dios soy la Luz y la Mente que existían antes de que la sustancia se separara del espíritu y la oscuridad, de la Luz. Y la Palabra que surgió de la oscuridad como una columna de fuego es el Hijo de Dios, nacido del misterio de la Mente. El nombre de esa Palabra es “Razón”. La Razón es hija del Pensamiento y la Razón separará la Luz de la oscuridad y establecerá la Verdad en medio de las aguas. Entiéndelo, oh, Hermes, y medita profundamente sobre el misterio. Lo que ves y oyes en tu interior no es la tierra, sino la Palabra de Dios hecha carne. Así se dice que la Luz Divina habita en medio de la oscuridad mortal y la ignorancia no puede separarlas. La unión de la Palabra y la Mente produce el misterio llamado “Vida”. Así como la oscuridad que te rodea está dividida con respecto a sí misma, la oscuridad que hay en tu interior también está dividida de la misma forma. La Luz y el fuego que surgen son el hombre divino, que asciende por el camino de la Palabra, y lo que no puede ascender es el hombre mortal, que no puede ser partícipe de la inmortalidad. Profundiza en la Mente y su misterio, porque en ellos reside el secreto de la inmortalidad.»
Al escucharse la Palabra del divino Poimandres, los cielos se abrieron y se revelaron los innumerables Poderes de la Luz, elevándose por el Cosmos con alas que despedían fuego. Hermes Trismegisto contempló los espíritus de las estrellas, los celestiales que controlan el universo y todos aquellos Poderes que brillan con el resplandor del Fuego Único, el esplendor de la Mente Soberana.
El primer tratado de lo que se conoce como Corpus Hermeticum es precisamente Poimandres. La hermética está compuesta por dos tipos de textos: los metafísicos, que sirvieron para explicar el mundo, y los mágicos, astrológicos y alquímicos, que sirvieron de manera más práctica para curar enfermedades, lanzar hechizos y contar el futuro. Tan grande es la diferencia entre un tipo de texto y el otro que pueden compartir solo su supuesto origen: una revelación del dios Hermes Trismegisto.
las diferencias dentro de la hermética metafísica y mágica son tan grandes como las que existen entre ellos. Las obras metafísicas, de las cuales las que forman el Corpus Hermeticum son las más importantes, evidencian dos visiones opuestas: una optimista, mundana, monista, y, por otro lado una es pesimista, espiritual, radicalmente dualista. Poimandres es una obra hermética decididamente espiritual y por tanto pesimista.
Podríamos decir que el divino Poimandres es una historia dentro de una historia. Es la historia de la creación dentro de la historia de la búsqueda de salvación a través de recursos iniciáticos aprendidos por Hermes Trismegisto. En el texto la historia de la creación se presenta en detalle mientras que la historia de la búsqueda simplemente se presupone. El texto simplemente abre de golpe con una reflexión intensa sobre la naturaleza de las cosas, haciendo que, con una visión Hermes Trismegisto y con la imaginación, el lector, refrene sus sentidos y rechace el mundo material por uno muy superior.
«Dejad que el hombre dotado de Mente tome nota, analice y aprenda por sí mismo y, con el poder de su Mente, se separe de su no-yo y se vuelva esclavo de la Realidad».
Hermes preguntó si no todos los hombres tenían Mente y el Gran Dragón respondió:
«Ten cuidado con lo que dices, porque yo soy la Mente: el Maestro Eterno. Yo soy el Padre de la Palabra, el Redentor de todos los hombres, y en la naturaleza del sabio la Palabra se hace carne. Por medio de la Palabra, el mundo se salva. Yo, el Pensamiento (Thot), el Padre de la Palabra, la Mente, solo acudo a los hombres que son santos y buenos, puros y misericordiosos y llevan una vida piadosa y religiosa; mi presencia les sirve de inspiración y de ayuda, porque cuando llego, enseguida saben todas las cosas y adoran al Padre Universal. Antes de morir, estos sabios y misericordiosos aprenden a renunciar a sus sentidos sabiendo que estos son los enemigos de su alma inmortal.
No permitiré que los maléficos sentidos controlen el cuerpo de aquellos que me aman ni tampoco que alberguen emociones malignas ni malos pensamientos. Me convierto en portero o cancerbero y no dejo entrar el mal y así protejo a los sabios de su propia naturaleza inferior. Sin embargo, no acudo a los perversos, los envidiosos ni los codiciosos, porque ellos no pueden entender los misterios de la Mente; por consiguiente, no les resulto grato. Los dejo con los demonios vengadores que ellos fabrican en su propia alma, porque el mal aumenta todos los días y atormenta más al hombre y cada mala acción se suma a las malas acciones previas hasta que finalmente el mal se destruye a sí mismo. El castigo del deseo es el suplicio de la insatisfacción»
Divino Poimandres
Divino Poimandres $250 - $350
En resumen
Texto básico para todos aquellos que gustan del hermetismo, incluso los iniciados encontrarán vínculos interesantes, que después desarrollaré (espero no se asusten)… pero mientras, lean este fantástico texto.
El libro de la Editorial Olañeta tiene buena letra tomando en cuenta que es un libro de bolsillo (literalmente de bolsillo), puedes traerlo en la parte trasera de tu pantalón -aunque no recomiendo traerlo ahí-; tiene buenos márgenes y buena traducción.
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